En un principio este hotel iba a ser para ir a la playa, puesto que Orihuela no está lejos de ella, y por desconocimiento, no pensábamos pasar en la ciudad más tiempo de lo necesario, pero nuestra opinión rápidamente cambió cuando descubrimos esta maravilla de ciudad.
El trato del personal fue exquisito, la restauración, con varios premios concedidos y teniendo menú del día por 15 euros para las comidas, estaba muy rico, bien presentado y abundante, y el desayuno, aunque con ciertos problemas con la temperatura y la fruta fresca que subsanaron, estaba muy bien también. Hasta en dos ocasiones nos pusieron de presente una botella de Cava. Al ser un hotel de la cadena Meliá, la tarjeta de fidelización Mas, gratuita, entre otros beneficios permitía tener la prensa diaria en la habitación.
La ciudad de Orihuela combina playa y montaña, teniendo a media hora diversas playas y desde la ciudad, pudiendo tomar diferentes rutas para voltear un monte con unas vistas muy majas de toda la ciudad, pasando por el Seminario... o dando un 'paseo' un poco más heavy, subir a la Cruz de la muela. No se os olvide pasar por la oficina de Turismo y disfrutar de los conocimientos de su responsable. Mil secretos y múltiples historias serán narrados por ella con un gusto que hace vivirlo, desde el museo muralla, a las diferentes iglesias, palacios y Catedral.
No olvides visitar los murales del barrio de San Isidro, una serie de frescos pintados en los muros de ciertas casas de imágenes tan famosas como el Guernica o la Paloma atada, y las muchas referencias que cariñosamente tienen con Miguel Hernandez...
Tiene pinta de ser bastante recomendable.
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